Terremoto y equilibrios hidrodinámicos Reaflora el río Torbidone (Norcia)

Los eventos sísmicos que se han verificado han causado alteraciones del asentamiento geológico estructural en el área, además de daños en las ciudades, particularmente en las viviendas, las vías de transporte y en el patrimonio cultural y artístico. Un argumento que hasta este momento no hemos tratato es el impacto de los temblores en los equilibrios hidrodinámicos de los aquíferos.

Luego de los eventos sísmicos del 26 y 30 de octubre de 2016, que alcanzaron una magnitud de 6.5, se reactivó el afluente del río Torbidone, en las inmediatas cercanías de la capital de la provincia de Norcia. El curso de agua corría alcanzando el río Sordo hasta que el 19 de septiembre de 1979 otro fuerte terremoto de magnitud 5.9, lo hizo desaparecer en el subsuelo. Históricamente se ha reconocido el carácter intermitente del Torbidone, aunque con período no exactamente clasificable, con activación y cese del fenómeno a menudo atribuido, según se recuerda, a los frecuentes terremotos que azotaron la zona.

A pesar de ser interesante de describir, este “renacimiento”,  causó varios problemas de difícil control. Al contrario de lo que indica su nombre, el Torbidone corre impetuoso con aguas cristalinas y aumentó notablemente el caudal del Sordo. La Región Umbria, en colaboración con el sistema de Protección Civil Nacional y otros, está trabajando para monitorizar las situaciones reconocidas como vulnerables y para delinear un cuadro de evolución realista de la disponibilidad futura del recurso hídrico.

A partir del 16 de noviembre surgió la necesidad de intervenir urgentemente en el viejo trazado del río Torbidone para garantizar el pleno oficio hidráulico, casi irremediablemente comprometido por unos 40 años de abandono por parte de las aguas y con intervenciones antropogénicas excesivamente desenvueltas. Se han hecho necesarios:

• la reapertura y remoldurado de la fosa;
• la limpieza de la vegetación;
• la realización de pasos de carril;
• la canalización soterrada en las interferencias con el poblado;
• la monitorización de los caudales y de los niveles con consiguientes intervenciones suplementarias de adecuación.

El valor del caudal promedio medido en la fuente en los años sesenta era de 327 l/s  mientras que los valores registrados actualmente son muy superiores (se indican al final los datos de la campaña de medición), las intervenciones han permitido el flujo de caudales superiores a 1500 l/s, casi cinco veces la de los años sesenta y los aspectos más críticos han sido registrados aguas abajo, donde el aporte del afluente del San Martino ha determinado caudales superiores a 1700 l/s. En un contexto tan particular, donde la monitorización de las aguas resulta fundamental, CAE ha querido contribuir con una estación hidrométrica instalada aguas abajo del afluente del San Martino a fin de monitorizar la incidencia.

Sin embargo, el progresivo incremento de los caudales ha determinado la necesidad de cumplir en el más breve tiempo posible las intervenciones de reapertura de todo el trazado, de propiedad del estado o no, del afluente del Torbidone, tratando de mejorar ulteriormente las características hasta garantizar el tránsito de unos 2000 l/s.

Se indican a continuación los caudales medidos en el afluente del Torbidone gracias a la campaña de medición por parte del Servicio de Recursos Hídricos y Riesgo Hidráulico de la región: